De los Átomos a los Bits (ó ¡No necesito tocarlo!)

Desde que comencé con la aventura de escribir este blog, por razones obvias inherentes a mi trabajo, comencé a dedicarle gran parte de mi proceso de pensamiento a predecir el futuro de los medios de comunicación.

Para mí, está siendo una aventura interesantísima, pero además MUY sorprendente. Es muy curioso observar la actitud, desconcierto y rechazo que los periodistas sienten ante aseveraciones tales cómo que el papel impreso dejará de existir como medio para trasmitir noticias, o que, el proceso de generación de la información ha cambiado drásticamente con los blog.

Parecieran sentir que estoy atacando su profesión, hasta a veces, me siento como un extraño en el mismo medio en el cual me desenvuelvo (congresos, compañeros de diferentes medios, amigos periodistas...), pero me es tan natural seguir en mi línea de pensamiento, que aunque me he detenido a reevaluarme y ver si efectivamente el loco soy yo, cada día estoy mas seguro de lo que profeso.

Decidí escribir esta entrada, porque al parecer esta idea daba vueltas en mi subconsciente y hace un rato como a las 3 de la madrugada me levantó esta idea que quiero plasmar a continuación.

El principal (y muy débil por cierto) argumento que alegan algunos periodistas por lo cual el impreso no dejará de existir, es un argumento muy transitorio (válido por siglos, pero igual transitorio) es el argumento que el mismo Uslar Pietri utilizó alguna vez, y es -la experiencia de sostener un libro en las manos, pasar sus páginas amarillas por el tiempo y la experiencia y oler su papel...- (no pude conseguir la cita exacta, pero es lo mas cercano al espíritu que el deseó transmitir).

Veamos sin pasiones porque es transitorio.

Durante TODO el transcurso de nuestras vidas hemos relacionado nuestra experiencia “informacional” con el tacto. Todos nosotros, hemos sido criados oyendo y diciendo cuando vamos a comprar música, “vamos a comprar un CD”, hemos dicho cuando vamos a comprar o alquilar una película o un video, “Vamos a buscar un DVD” ó mas en antaño cuando queríamos que nos prestarán una película, le decíamos a nuestros amigos “préstame la cinta” ó cuando íbamos a enterarnos de las noticias decíamos, “vamos a comprar el periódico” y si éramos asiduos a una publicación en particular decíamos voy a buscar “la revista” ó “prende el TV”, es decir, hemos relacionado y confundido el contenido con el contenedor. Es claro y obvio que en los ejemplos anteriores, no nos interesaba el CD sino la música en él grabada, ni el DVD sino mas bien ver la película, ni el papel del periódico o la revista, sino su contenido.

¡Eso ha sido verdad por el largo de nuestras vidas! Pero aunque moleste oírlo (a mi no...) ya esto NO es cierto!

Nosotros mismos, y POR SUPUESTO nuestros hijos, somos parte del cambio.

Sin entrar en especulaciones, ni en el terreno de la ciencia ficción, nuestro lenguaje y acciones nos delatan.

Hoy por hoy, y cada vez mas, si queremos adquirir música, “la descargamos”, la “pasamos” (de un iPod a otro) o la “enviamos” (por Internet), si queremos ver una película la buscamos en BitTorrent o en iTunes y la descargamos o la compramos vía Video On Demand o nos suscribimos a canales Premium, y si queremos saber las noticias, nos conectamos a Internet, “ponemos CNN” o “ponemos Globovision”. (Diferencia aparentemente sútil entre “prende el TV” y “Pon CNN” *).

Antes la atención se enfocaba en EL OBJETO contenedor de contenidos, ahora es propiamente la ACCIÓN de obtener los contenidos, con cierta flexibilidad, podríamos decir que pasamos de estar enfocados en el OBJETO TÁCTIL, a estar enfocados en EL CONTENIDO, sin trancarnos en cual es el proceso necesario para obtenerlo.

La tecnología ha hecho, que el énfasis esté en el mensaje y no en como se entrega, el medio físico ES IRRELEVANTE porque ya no es físico sino digital, como dice Negroponte, de átomos estamos pasando a bits.

Esto debería ser un piropo para los periodistas, pero por algunas razón, esto les revuelve el estomago.

Hoy por hoy, somos dueños de música digital que nunca hemos necesitado tocar, hemos visto películas que se descargan a nuestro TV y se autoborran después de vistas, hemos estado informados con mensajes que nos llegan por celular o email o páginas web que no están en el mundo físico, pagamos con dinero que no vemos y a veces ni tenemos, guardamos nuestras memorias y documentos en forma de bits y pixels, nos reunimos frente a frente con personas que están a miles de kilometros, chateando nos enamoramos de gente que nunca hemos visto ni oído, nuestros niños juegan con realidad virtual mas de lo que lo hacen con juegos de mesa y existen empresas mil millonarias que no tienen propiedades físicas sino que su valor esta basado en el conocimiento y en su potencial... no me malinterpreten, el tacto es maravilloso y fundamental para la relación humana, pero la información no necesitamos tocarla para hacer uso de ella.

Les pregunto, ¿creen ustedes que en una o dos décadas, cuando nuestros hijos sean la generación de relevo, seguiremos deseando recibir las noticias impresas en un papel?

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* La experiencia televisiva no escapa a los cambios traídos por las nuevas tecnología. La televisión ya no llega por el espectro aéreo sino vía fibra óptica, hemos pasado de tener un puñado de canales con contenido muy similares, a tener decenas o cientos de canales muy especializados, hemos pasado de “ver que hay” a “descargar lo que quiero ver y cuando lo quiero ver (Video On Demand)”.
La experiencia ha evolucionado de “ver TV” como entretenimiento empaquetado a “ver una programación personalizada a mi medida (TiVO)”. Hace 30 años, solo el hecho de prender el TV era la experiencia, hoy en día nuestra expectativa es tan exigente que podemos revisar los 70 canales, y terminar diciendo: “no hay nada que ver...”.